Os voy a confesar un secreto: no me aguanto. En realidad nadie lo hace de verdad. ¿Y qué pasa cuando no te sostienes ni tú mismo? Que te caes. Te caes en el barro, sucio y espeso. Te levantas con más peso que nunca y es más fácil resbalar, así que vuelves a caer. Una y otra y otra vez. Cada vez más barro, más peso, más resbaladizo. Un ciclo sin fin, un bucle infinito.
Si mi cabeza fuera una CPU ya hubiera cerrado el programa y habría buscado una solución al problema. Hubiera concluido, hace ya un tiempo, que no existe tal cosa y hubiera formulado la pregunta más ignorada desde siempre. El usuario habría clickeado en que no quiere enviar un informe del incidente a nadie, y así durante mucho tiempo. Las cosas no parecen que vayan a cambiar. En realidad esto no es una molestia. Es algo ya mecánico: "cerrar programa, buscar problema, no enviar incidente, cerrar programa, buscar problema, no enviar incidente, cerrar programa, buscar probl...".
Si mi cabeza fuera una CPU ya hubiera cerrado el programa y habría buscado una solución al problema. Hubiera concluido, hace ya un tiempo, que no existe tal cosa y hubiera formulado la pregunta más ignorada desde siempre. El usuario habría clickeado en que no quiere enviar un informe del incidente a nadie, y así durante mucho tiempo. Las cosas no parecen que vayan a cambiar. En realidad esto no es una molestia. Es algo ya mecánico: "cerrar programa, buscar problema, no enviar incidente, cerrar programa, buscar problema, no enviar incidente, cerrar programa, buscar probl...".
No puedo evitarlo. No estoy hecha para lamerme mis propias heridas, yo sirvo para curar las brechas del resto. Para levantarme por la mañana, lavarme la cara y hacer que soy fuerte. Sirvo para salir a la calle y demostrar que todo el mundo puede seguir adelante. Mi trabajo consiste en hacer sentir mejor al resto, en tragarme su mierda y aguantar por ellos. Porque todos son débiles menos yo, todos se pueden permitir el lujo de llorar en el suelo. Pero esto es porque no saben que yo estoy rota por dentro de tanto caerme. No saben que tengo el alma más fragmentada que existe. No comprenden que por mí pasa el tiempo, la vida y las emociones. Que no necesito a alguien que entre en mi vida y la descoloque entera para que todo vaya mal, ya lo hago yo sola. Desconocen que por cada vez que les tiendo una mano para levantarse, yo me he comido el suelo veintitrés. No entienden que su vida en realidad no es tan mala, sus problemas se los crea gente externa y ellos en realidad no tienen nada que ver: son víctimas totales.
Yo en cambio soy un veneno para mí misma, voy matándome poco a poco por dentro con el paso del tiempo. Y lo peor de todo es que soy mi propio antídoto también, pero no sé cómo curarme. Sé que depende de mí, pero no sé cómo hacerlo parar. Sé que tengo la solución, sé que soy capaz de hacer que las cosas vayan bien. Sé que puedo conseguir limpiarme de toda la suciedad que he ido almacenando durante todo este tiempo y que soy la única persona capaz de hacerlo. Sé que no me queda otra salida. Sé tantas cosas que tengo miedo. Miedo de caerme de nuevo. Miedo de no poder levantarme más. Miedo de mí misma. Pero en eso consiste ser valiente, ¿no? En, a pesar de los miedos, seguir adelante. Lo que pasa es que mi valentía está apunto de morir, no sé cuánto tiempo más de vida le queda...